ACTIVIDADES

Actividades y materiales de juego

JUEGO LIBRE Y LIBRE EXPLORACIÓN

Dicen que el juego es la sabiduría de la infancia. No hace falta aprenderla y, sin embargo, es necesario cultivarla y valorarla para que dé sus frutos a lo largo de la vida.

Los bebés, que son pura vitalidad, absorben todo a través de los sentidos, y necesitan a los adultos para que sean sus compañeros a la hora de descubrir el mundo.

Es fundamental tener en cuenta que un bebé, y sobre todo el primer año, no necesita juguetes, ni mucho menos que sean sofisticados o “educativos”, que lo que hacen es confundirle. Un bebé lo que necesita es contacto humano y calidez. Su mejor juguete es su voz, su cuerpo y la cara, voz y cuerpo de los adultos.

No obstante, podemos acompañar nuestras interacciones con él o ella con algunos materiales naturales que fomenten el juego y ese asombrarse y descubrir el mundo.

El juego libre proporciona el tiempo y el espacio para la consolidación de una serie de hitos evolutivos claves para el desarrollo del andar, hablar y pensar.

Las actividades de juego libre para los niños o las niñas de estas tempranas edades consisten básicamente en darles la oportunidad de moverse y utilizar todos sus sentidos para ir conociendo su cuerpo; ¿Quién soy?, sus posibilidades; ¿Qué soy capaz de hacer?, su entorno vital; ¿Dónde estoy, con quién estoy, y cómo me relaciono con estas personas?, el mundo que les rodea; ¿Cómo me adapto a él?, dentro de un ambiente emocionalmente acogedor dónde encontrarse a gusto y crecer feliz.

Debemos darles la oportunidad de escucharse a sí mismos, de explorar, ofreciéndoles un ambiente rico que responda a sus necesidades y a sus intereses, dónde libremente se vayan
descubriendo, enriqueciendo y desarrollando.

En este ambiente preparado, encontrarán materiales que les ayudarán a ir desarrollando los sentidos (que son la ventana a todo conocimiento), la motricidad, la creatividad, a construir el lenguaje, el pensamiento y la personalidad, ya que es a través de las experiencias con el ambiente que la inteligencia puede desarrollarse.

Algunos de estos materiales son:

El cesto de los tesoros (material diseñado por Elinor Goldschmied, ideal para bebés en edades comprendidas entre los 6 meses y el año, que ya han logrado sentarse por sí mismos).

El juego heurístico, que es el material de aprendizaje por descubrimiento por excelencia (es la continuación del cesto de los tesoros).

Cualquier material noble presente en la naturaleza: algodón, lana, madera, seda, metal…, muy orientados a la estimulación de la conciencia sensorial o desarrollo de los sentidos, a fomentar la imitación, la acción o el movimiento y la capacidad de asombro de los niños/as.

Las bandejas sensoriales, con diferentes tipos de sólidos granulados como podrían ser el pan rallado o el arroz (esto no suele ser u ofrecerse antes de los 2 años), manipulados a través de herramientas como cucharas, recipientes y embudos de diferentes tamaños.

Materiales de juego simbólico como la cocinita, los muñecos y algún complemento, el tren y los coches de madera, un balancín…

Telas y cintas de algún tejido natural.

Materiales naturales como conchas, piedras, piñas, maderas, cortezas, estos permiten una infinidad de posibilidades en el juego. Las experiencias que el niño obtiene con los sentidos del tacto, de la vista y del olfato son de un valor inestimable para su evolución.

Piezas de madera para realizar construcciones.

Rompecabezas 2D y 3D con grados de dificultad.

Legos

Materiales artísticos como barro, pintura de dedos, colores.

La mesa de luz

Juguetes de arrastre, disfraces, etc.

«Jugar es nuestro sistema digestivo intelectual. En cuanto un niño conoce algo nuevo, se pone a jugarlo, para apropiárselo, para hacerlo pasar del concepto a lo concreto.Los niños juegan la vida.» André Stern.

MOMENTO DEL CUENTO:

Consistirá en leerles cuentos, sobre todo en el momento de ir a dormir, cantar canciones y rimas infantiles. Se cuidará y prestará atención al momento evolutivo, utilizándolo como recurso pedagógico.

ACTIVIDADES COTIDIANAS Y DE VIDA PRÁCTICA:

Mediante las actividades cotidianas que María Montessori denominó como actividades de vida práctica, relacionada con la rutina diaria de la casita, por ejemplo; recoger el material utilizado, colaborar en la medida de lo posible en el cambio de pañal tratando siempre al niño o la niña o el bebé como un sujeto activo, ponerse y quitarse prendas de vestir y/o calzado, lavarse las manos, participar en la preparación del snack de la mañana pelando y cortando fruta (con cuchillo de madera que no cortan) o untando las tostadas, ayudar a poner la mesa, comer por sí mismos, incluso acostarse tranquilamente respetando el descanso de los compañero. Esto es muy importante para fomentar su autonomía, seguridad, autoestima, responsabilidad, concentración, voluntad, formándose como seres capaces y autorregulados. Y además permite que los niños trabajen con sus manos, lo que acabará desarrollando la motricidad y la inteligencia. Desarrollaran sentido de pertenencia y responsabilidad.

Es aconsejable no frenar sus intereses por querer hacer las cosas, aunque su ayuda en ocasiones nos retrase. Y siempre debemos enseñarles con nuestro ejemplo.

También les propondré otras actividades relacionas con la vida práctica como pueda ser hacer pan, exprimir un zumo de naranja, pelar un huevo duro, utilizar la escoba y el recogedor, o cuidar de las plantas.

SALIDAS AL EXTERIOR:

Disfrutaremos diariamente del aire libre y el contacto con la naturaleza, ya sea en el parque de la urbanización o exterior, o incluso algunos de los campos de alrededor. Aquí tendrán la oportunidad de moverse libremente habiendo establecido unos límites previos que se irán marcado a lo largo del periodo de vinculación.

También observaremos las estaciones del año, viendo cómo cambia nuestro paisaje y el tiempo. El niño quiere conocer, además de su entorno más cercano, la tierra con todas sus esencialidades: arena, barro, agua, viento, lluvia, piedras, árboles, flores, semillas, hojas, insectos, piñas, castañas, etc.

Que tengan opción de subirse a los árboles, recoger flores u hojas, jugar con piedras, cavar agujeros en la arena, jugar con agua.

Es a través del movimiento que el niño/niña/bebé se conecta consigo mismo y con su entorno. Además, jugar en la naturaleza permite que el niño vivencie de forma intensa y completa el ritmo de las estaciones.

«Las experiencias son el alimento pare el desarrollo». Rebeca y Mauricio Wild.